Gran parte de las enfermedades que padece el hombre tienen su origen en desequilibrios energéticos tales como miedo, pena, rabia, angustia o sucesos traumáticos que dejan una huella en nuestro campo energético y en nuestra mente. Con la ayuda de los cristales, podemos ir directamente al origen de esta enfermedad, buscando que la energía fluya de forma natural, regenerando y revitalizando el espíritu y el cuerpo.